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NUEVO LEÓN
Cuerpos decapitados, con el tiro de gracia, cercenados, incinerados y “cocidos” con ácido son parte de la guerra que libran los cárteles de la droga. Desde 1996, las narcofosas o cementerios clandestinos integran un capítulo más en la historia de inseguridad en el estado de Nuevo León.
Con la detención del ex líder del cártel del Golfo, Juan García Ábrego, en el municipio de Juárez, se puso al descubierto la primera narcofosa en la entidad. En su casa de seguridad se encontraron 12 cuerpos en estado de descomposición
El hallazgo, en enero de 1996, fue el detonador de la violencia: había caído el jefe de la plaza de Monterrey, iniciaba la guerra interna entre los cárteles e, incluso, la división entre la organización del Golfo y Los Zetas, su brazo armado.
Cerca de 500 ejecuciones del crimen organizado se contabilizan desde 2006. La táctica de muerte cambia con el paso de los años, primero a tiros, después decapitados, lo más novedoso, “cocidos” con ácido para desaparecer los cuerpos.
El ajusticiamiento de Marcelo Garza el 5 de septiembre de 2006, cuando asistía con su familia a una exposición en Plaza Fátima en San Pedro, detonó que año tras año se ejecute a más de 40 policías preventivos municipales, estatales y detectives ministeriales de alto rango.
La guerra se recrudeció el 2 de julio de 2007, cuando el presidente Felipe Calderón inició en Monterrey el programa “Limpiemos México”, que contó con el envío de más de 2 mil federales y militares para realizar operativos de vigilancia, detección y desarticulación de células del narco. Pero no sólo del crimen organizado, en sus primeras acciones se limpiaron las corporaciones municipales, en las que se detuvo y consignó a 120 policías preventivos de todo Nuevo León por nexos con el hampa.
Guadalupe Báez, coordinador del grupo de robo de autos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) de la Procuraduría estatal, murió al arribar a su domicilio en 2007, cuando estaba a punto de desmantelar una red que hurtó 60 carros nuevos de agencias automotrices.
Ese mismo año fue asesinado Eduardo Vidaurri, titular del Grupo Antisecuestros, quien ya había liberado a más de 30 víctimas; con ello identificó a las bandas que realizaban los plagios de comerciantes, empresarios y miembros de familias de abolengo en la entidad.
En febrero ejecutaron a Abraham Farías, francotirador del Grupo de Élite del SWAT; presuntamente fue víctima de uno de sus compañeros, Omar Ibarra Lozano El 34, detenido en 2009.
En 2008, sicarios matan al juez tercero Penal, Ernesto Palacios López, cuando se dirigía en su domicilio en el municipio de San Nicolás de los Garza.
El 9 de agosto de 2009 inició la ejecución de abogados vinculados con el crimen, entre ellos, Raquenel Villanueva Fraustro, quien se decía mantenía los libros contables del cártel del Golfo, dada su amistad con el cerebro financiero de ese clan Carlos Reséndiz Bertoloussi.
El 26 de marzo decapitan al secretario de Seguridad de Agualeguas, Heriberto Omar Cerda Cadena junto a su hermano Jesús Eloy, cuando descansaban en una quinta en General Treviño.
Desde 1996, los cementerios clandestinos establecidos por el crimen organizado para desaparecer a sus víctimas proliferan en Nuevo León, en localidades alejadas, sin servicios básicos.
Municipios como Juárez, Anáhuac, Terán, Montemorelos, Allende, García, Sabinas y Salinas Victoria contaron en la última década con cuerpos tirados por el crimen organizado. En 2009 se localizó en una cueva de Santa Catarina la primer “cocina” de ácido.
En las localidades aparecían cuerpos con torturas, atados de manos y pies, con los ojos vendados; primero ejecutados, después cercenados y ahora incinerados.
Se localiza una narcofosa en China en septiembre de 2007; en octubre, durante la detención de El Inge se encuentran tres fosas y se rescata a tres víctimas.
El pasado 10 de julio se localizaron nueve fosas clandestinas en un relleno sanitario del municipio de Juárez, era, quizás la más grande en México; pero no la única de Nuevo León. Mientras que en San Pedro, son ejecutadas cuatro personas y tiradas en las banquetas de calles importantes.
Más de tres mil militares, 800 federales y 400 marinos que se mantienen en operativos en Nuevo León han realizado detenciones de sicarios, lugartenientes y líderes del cártel del Golfo, Los Zetas y el cártel de los Beltrán Leyva o Sinaloa.
En 2009, el Ejército detiene a Omar Ibarra Lozano El 34, del cártel de los Beltrán Leyva, un policía de élite; el 5 de diciembre muere en un enfrentamiento Ricardo Almansa Morales El Gori 1.
El 24 de marzo de 2010 arrestan al principal lugarteniente de los Beltrán Leyva en San Pedro, Héctor Huerta Ríos La Burra; el 19 de mayo capturan a Rodolfo López Ibarra El Nito en el Aeropuerto del Norte tras ser ungido por Arturo Beltrán Leyva para operar en San Pedro, junto a él se aprehendió a 12 cómplices, un arsenal, equipo de radio, mariguana y cocaína.
Ese mismo mes se desarticuló un centro de adiestramiento de Los Zetas, se desarticuló una casa de seguridad de los Beltrán Leyva que se dijo, pertenecía al grupo rudo del alcalde Mauricio Fernández para detectar a la delincuencia organizada; dos estudiantes del Tecnológico mueren en un enfrentamiento entre sicarios y militares y un hombre que fue encontrado encobijado y con tortura abrió una investigación contra seis militares, luego de que fue detenido con vida en un operativo en Santa Catarina, justo un día antes.
El 21 de mayo plagian al secretario de Tránsito y Vialidad de Monterrey y el 10 de junio detienen a Héctor Raúl Luna El Tory. Con esta acción se registran 29 bloqueos en la ciudad. Se informó que los comandos armados al servicio de la delincuencia pretendían liberar a su líder.
Catorce días después se registran 19 narcobloqueos, luego de un enfrentamiento entre grupos rivales en Apodaca.
El 31 de mayo la Marina apresa al contador de Humberto Lazcano, Hipólito Bonilla Céspedes y el 4 de junio, a un equipo financiero de Los Zetas encabezados por Raúl Alberto Padilla Gómez.
El recuento sigue, 50 enfrentamientos se han registrado en la zona urbana y la metrópoli, 11 personas inocentes han muerto en el fuego cruzado. Las brechas y caminos también han sido escenarios de balaceras en municipios al norte del estado como Cerralvo, Sabinas y Anáhuac.
La lucha por el control de la plaza de Monterrey avanza y en los últimos cinco años suman 500 ejecutados, entre sicarios y policías; decenas de desaparecidos, y más de 200 personas sepultadas en los famosos cementerios clandestinos.
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